CONOCIMIENTOS GENERALES SOBRE LAS PICADURAS DE INSECTOS


Cuando se haya sufrido en alguna ocasión una reacción alérgica localizada o generalizada tras la picadura de algún insecto, incluso de un simple mosquito, hay que tener en cuenta la alta productividad de que la persona afectada vuelva a presentar un cuadro semejante o más grave si se repite el factor causante. En este caso suele ser completamente indiferente el tiempo que transcurra entre una y otra "agresión".
Es relativamente fácil conocer por nosotros mismos si sufrimos esa "hipersensibilidad" a la picadura de algún insecto, pues en la zona afectada se produce un clásico abultamiento, a veces con una zona circular envolvente de color rojizo, areola, que nos produce picor, sensación de quemazón e incluso hinchazón del miembro o la zona del cuerpo afectada.
La exposición de estos pacientes en las áreas de riesgo, ambientes al aire libre, excursiones, etc., ha de ser muy cuidadosa y siempre llevarán los medicamentos prescritos por su médico a la vista de las consecuencias de la o las anteriores picaduras. Asimismo estará perfectamente especificada la dosis y forma de administración de cada fármaco previamente recetado.
Generalmente las sustancias recomendadas en la mayoría de pacientes son antihistamínicos o corticoides, que suelen presentarse en forma de comprimidos o como inhalaciones de uso tópico (sprays).
Cuando las reacciones sufridas ante la picadura de un determinado insecto sean de índole generalizada, aparentemente más graves, afectando a todo el organismo (reacciones anafilácticas graves), es muy recomendable llevar siempre como parte indispensable de nuestro más íntimo equipaje un estuche de jeringuillas y los preparativos cortisónicos, o de otra naturaleza previamente recetados por nuestro médico, en forma inyectable, que se incorporen rápidamente al organismo afectado por la reacción de la "picadura".
Es muy importante, el cualquier caso, acudir al médico tras sufrir alguna molestia de este tipo durante una excursión en el campo o en un medio en el que abunden los insectos. Hay que recordar que los tratamientos "de urgencia" son pasajeros y resulta imprescindible identificar, hasta donde sea posible, el insecto, el arácnido, el agente en suma, que causó la reacción, con el fin de aplicar un tratamiento desensibilizante adecuado capaz de ofrecer una protección futura.
Las personas con este tipo de problemas han de prevenir, con los medios a su alcance, las ocasiones favorecedoras de las "picaduras".
a) No deben llevarse los pies descalzos fuera de la vivienda, en el jardín o en pleno campo, por ser una zona muy proclive a recibir las agresiones de los artrópodos. Unos calcetines finos de algodón o fibra vegetal ofrecen una protección suficiente frente al ataque de los insectos más comunes.
b) Los trabajos de jardinería, agricultura en general o ganadería están totalmente contraindicados a personas con gran hipersensibilidad al "veneno" de ciertos insectos: avispas, abejas, tábanos y ciertos mosquitos.
c) Asimismo, los individuos sensibles no han de utilizar perfumes, cosméticos y productos de tocador aromatizados que resultan atractivos para muchos insectos. En todo caso se emplearán "lociones repelentes" autorizadas por el médico para evitar otro tipo de dermatitis alérgicas.
d) Las ropas de vestir carecerán de colores vivos, especialmente amarillos y rojos, y no deben tener dibujos "floreados" que puedan ejercer atracción visual a estos invertebrados.
Análogamente, ciertas joyas o adornos de bisutería y manos tienen idéntica capacidad de "convocatoria".
Los vestidos con pliegues profundos, que guardan muy bien el calor, parecen excelentes refugios para insectos y arácnidos en climas frescos durante la primavera, el otoño y las noches frías de verano.
e) Las viviendas situadas en zonas rurales o silvestres han de ser inspeccionadas regularmente para evitar la instalación de nidos y "albergues" de huéspedes indeseables. Las persianas y ventanas se revisarán para descubrir y reparar, en su caso, fisuras y rendijas por las que puedan penetrar los insectos. "La persona sensible no debe ocuparse nunca de la labor de exterminio de los insectos". Otras habrán de realizar este trabajo, que puede excitar y poner más agresivos a nuestros diminutos enemigos.

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