BIOÉTICA MÉDICA


El término bioética fue utilizado por primera vez por POTTER en 1970. Su objeto de estudio lo constituyen los problemas éticos planteados por las ciencias de la vida, no sólo por la medicina o por las ciencias de la salud. La bioética médica es la parte de la bioética que intenta poner a punto métodos de análisis y procedimientos de resolución de los problemas éticos planteados por las ciencias medicosanitarias. Estos procedimientos han de cumplir unos cuantos requisitos que, como mínimo, son los siguientes:

1. La bioética médica ha de ser una ética civil o secular, no directamente religiosa. Hasta hace muy pocos años las éticas médicas tenían carácter directamente confesional y religioso. Hoy esto es imposible, aunque sólo sea porque los países occidentales han perdido la uniformidad de creencias religiosas. De hecho, en un hospital moderno conviven creyentes, agnósticos y ateos, y dentro de cada uno de estos grupos coexisten códigos morales muy distintos. Por otra parte, estas mismas sociedades han elevado a la categoría de derecho humano fundamental el respeto por las creencias morales de todos (derecho de libertad de conciencia). Esto no significa que no sea posible un acuerdo moral sobre los mínimos aceptables por todos y a todos exigibles, que constituya el núcleo de la "ética civil" de la colectividad. Lo que quiere decir es que dicho acuerdo habrá de ser racional y no directamente "creencial". En el campo específico de la bioética médica esto significa que, aun teniendo todas las personas derecho al escrupuloso respeto de su libertad de conciencia, las instituciones sanitarias están obligadas a establecer unosmínimos morales exigibles a todos. Éstos ya no podrán fijarse de acuerdo con los mandatos de las morales religiosas, sino desde criterios estrictamente seculares, civiles o racionales. La bioética médica ha de ser, pues, una bioética secular o civil.

2. Ha de ser, además, una ética pluralista, es decir, que acepte la diversidad de enfoques y posturas e intente conjugarlos en una unidad superior. Este procedimiento, que en el orden político ha generado los usos democráticos y parlamentarios, tiene su propia especificidad en el ámbito de la ética. Por principio cabe decir que una acción es inmoral cuando no resulta universalizable al conjunto de todos los seres humanos, esto es, cuando el beneficio de algunos se consigue mediante el perjuicio de otros. Esto siempre se debe a que la decisión no ha sido suficientemente "pluralista" o "universal". Si al tomar una decisión moral tuviéramos en cuenta a la humanidad entera, no hay duda de que los intereses particulares de las personas concretas se anularían entre sí, y quedaría sólo el interés común, el bien común. De ahí que el pluralismo no tenga por qué ser un obstáculo para la construcción de una ética, sino más bien su condición de posibilidad. Sólo el pluralismo universal puede permitir una ética verdaderamente humana.

3. El tercer requisito que ha de cumplir la bioética actual es la de ser autónoma, no heterónoma. Se denominan heterónomos los sistemas morales en los que las normas le son impuestas al individuo desde fuera, en tanto que autónomos son los sistemas que parten del carácter autolegislador del ser humano. Las éticas heterónomas son de muy diversos tipos: naturalistas (el criterio de bondad lo constituye el orden de la naturaleza), sociológicas (el criterio de moralidad se basa en las normas y convenciones propias de cada sociedad), teológicas (los criterios son los presentes en los libros revelados), etc. Las éticas autónomas consideran que el criterio de moralidad no puede ser otro que el propio ser humano. Es la razón humana la que se constituye en norma de moralidad, y por ello mismo en tribunal inapelable: eso es lo que se denomina "conciencia" y "voz de la conciencia".

4. De todo esto se desprende que la ética médica tiene que ser racional. Racional no es sinónimo de racionalista. El racionalismo ha sido una interpretación de la racionalidad que ha pervivido durante muchos siglos en la cultura de Occidente, pero que hoy resulta por completo inaceptable. La tesis del racionalismo es que la razón puede conocer a priori el todo de la realidad y que, por tanto, es posible construir un sistema de principios éticos desde el que se deduzcan con precisión matemática todas las consecuencias posibles. Tal fue el sueño de BARUC ESPINOSA en su Ethica more geometrico demonstrata. Al menos desde la época de GÖDEL, sabemos que ni la propia razón matemática tiene capacidad de establecer sistemas completos y autosuficientes, lo cual demuestra que la racionalidad humana tiene siempre un carácter abierto y progrediente, con un momento a priori o principialista y otro a posteriori o consecuencialista. La razón ética no es una excepción a esta regla y, por tanto, ha de desarrollarse siempre a ese doble nivel.

5. Finalmente, la moderna ética médica aspira a ser universal y, por tanto, a ir más allá de los puros convencionalismos morales. Una cosa es que la razón humana no sea absoluta, y otra que no pueda establecer criterios universales, quedándose en el puro convencionalismo. La razón ética, como la razón científica, aspira al establecimiento de leyes universales, aunque siempre abiertas a un proceso de continua revisión
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